viernes, 17 de enero de 2014

La importancia del Nitrógeno

Nuestras gomas, nuestras ruedas, son lo único que nos mantiene atados al suelo. Es importantísimo mantener nuestros neumáticos en perfecto estado, revisar siempre antes de su uso que no existan bultos, cortes ni desgarros y mantener la presión. De eso precisamente, de la presión correcta, voy a hablar hoy.
Habitualmente utilizamos aire normal y corriente para llenar nuestras ruedas y a medida que vamos circulando controlamos la presión en gasolineras o talleres, rellenando cuando es necesario y evitando obviar la necesidad de mantener la presión adecuada en beneficio de nuestra seguridad. Pero el aire no es una solución libre de fallos: es un gas húmedo, por lo que el agua en suspensión que contiene afecta a nuestros neumáticos y también a nuestras llantas, variando la presión considerablemente cuando aumenta la temperatura (evaporación de agua) y perdiendo presión cuando no hacemos uso de ellos por determinado espacio de tiempo (condensación). Además, por su naturaleza, si lo expusiéramos a temperaturas extremas o cambios bruscos, podríamos obtener otros daños que afectarían de forma directa al material con el que se fabricó la goma, cuarteándolo en unas ocasiones y reblandeciéndolo en otras.
La industria aeronáutica y el estado militar estadounidense encontraron una solución a todo esto: el nitrógeno.
El aire común que respiramos está compuesto en un 78% de nitrógeno y más o menos un 21% de oxígeno, el 1% restante lo forman otros gases y elementos. Ese mismo oxígeno que nos mantiene con vida, se encarga de quitársela a nuestras ruedas. Pero el nitrógeno es, ante todo, un gas seco. Eso quiere decir que los problemas acuosos que nos provocaba el aire se eliminan y nuestros neumáticos y llantas padecerán un sufrimiento mucho menor.
La pérdida de presión se verá significativamente reducida. Mientras que una rueda con aire común tarda un mes en perder una cantidad ‘X‘ de presión, la inflada con nitrógeno tardará casi seis meses. Por el mismo motivo, en caso de un pinchazo simple, el contenido escapa más lentamente, permitiéndonos llegar más lejos circulando para cambiar o arreglar. Aumenta también, por tanto, la dificultad de que se produzca un reventón. También alargaremos la vida externa de nuestros neumáticos teniendo en cuenta que el nitrógeno se calienta mucho menos, contribuyendo a que se desgasten menos las ruedas y evitando las variaciones de presión (unos 0.3 bares) típicas que se producen al circular.
Mantener el nivel correcto de presión tiene además otra ventajas: el ahorro de combustible, dado que evitaremos esa mayor resistencia que producen unos neumáticos desinflados.
Hoy en día solo Pimentel Surquillo dispone de bombonas de nitrógeno.

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